Aspecto de la sala de filtrado de la planta purificadora de agua de la Escuela Primaria "José Vasconcelos". El aparato de la derecha aplica ósmosis inversa para un mejor tratamiento al agua.
Uno de los operarios de la planta, padre de familia de estudiantes adventistas de la Escuela "José Vasconcelos", prepara las cosas en el área de llenado de garrafones en la planta.
El Pastor Itamar Palomec, al extremo izquierdo, y la Profesora Araceli Delgado, a la derecha, flanquean a los operarios de la Purificadora de Agua "Horeb".
Tras tres años de luchar en la planificación, consecución de los recursos y montaje del negocio, la planta purificadora de agua "Horeb" se consolida como una excelente empresa-escuela para favorecer el financiamiento estudiantil de los hijos de la iglesia.
Esta planta es operada por padres de familia del Colegio "José Vasconcelos", ubicado en la Ranchería Huizachal, municipio de Tonalá, Chiapas, perteneciente a la Misión Oeste de Chiapas. La planta produce alrededor de 300 garrafones de agua al día, que son comprados y revendidos por padres de familia voluntarios. Cada voluntario tiene puntos de venta o clientes en la región a quienes entregan el agua.
Los equipos y maquinarias se recibieron tras la gestión ante autoridades del gobierno que estimulan la creación de nuevas microempresas. El valor de lo recibido superó los $110,000.00, pero no fue suficiente para echar a andar la planta. Hubo que tocar otras puertas y, finalmente, solicitar préstamos para hacer una realidad la operación de la planta purificadora.
Con la ganancia de la venta del agua a los voluntarios, la planta mantiene sus operaciones y abona a los préstamos solicitados cuando lanzaron el proyecto. Por su parte, con sus ganancias, los voluntarios financian la educación y el transporte escolar de sus hijos. Gracias a este proyecto, 60 estudiantes reciben educación adventista en una comunidad por demás limitada.
"No ha sido fácil, hemos tenido reveses pero aquí vamos", dijo la directora de la escuela, la Profesora Araceli Delgado. "Nuestra mayor necesidad en estos momentos es más garrafones. Los proveedores regionales nos los venden caros y, al no poder tener más garrafones no hemos podido aumentar la producción", expresa la profesora Delgado.
"Tenemos muchos sueños pero necesitamos mucha ayuda aún. Queremos que esto crezca y que más niños vengan a la escuela", señaló con esperanza la maestra.
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