viernes, 18 de septiembre de 2009

"Estamos dejando que las piedras hablen": Los adventistas, la salud y la diabetes



Como uno de los oradores principales del Congreso de Ministerios de Salud de la Unión del Sur celebrado del 17 al 19 de septiembre del presente año, se invitó al Doctor Federico Estrella Pizarro. El Doctor Estrella es un médico cirujano con especialidad en nefrología y subespecialidad en diabetología y enfermedades del metabolismo y de la nutrición. Actualmente labora en el Hospital La Carlota, en Montemorelos, Nuevo León, México, como jefe del servicio de nefrología, diabetología y metabolismo.

Le hicimos una entrevista respecto de su área de concentración, la diabetes, e hizo interesantes comentarios. Le preguntamos,

¿Cuál es la situación mundial que se vive respecto de la diabetes?
La diabetes a nivel mundial es considerada una pandemia. Realmente, la manera en que está incrementándose año a año supera absolutamente todas las predicciones que se han hecho. No hay país, no hay región en el mundo, no hay población que escape al problema de la diabetes. Los países que han visto mayor aumento de diabetes en el mundo serían los países de escasos recursos, de menos cobertura de salud, y eso corresponde aproximadamente al 80% de la población mundial. Estamos hablando de la diabetes de tipo 2, y el problema es tan grande que se calculan más o menos 250 millones de personas diabéticas. Desde luego, ésta es una situación muy alarmante, pues 4 millones de diabéticos en el mundo mueren cada año y, sacando las proporciones correspondientes, cada minuto están muriendo 8 diabéticos en el mundo.

Ahora, algo tenemos que considerar aquí. Esto no pasaba anteriormente, pero ahora sí está ocurriendo; por lo tanto algo ha tenido que cambiar en el mundo y eso que cambió son las personas en su manera de pensar, en su manera de comer, en su manera de vivir. Ésta es la consecuencia que estamos viendo. Ahora, están los gobiernos también. Las políticas han cambiado y vemos que cada vez que pensamos en mayor producción tenemos que conseguir a costa de la salud de las personas. Creo que muy pocos gobiernos en el mundo están adoptando una política prudente a por lo menos evitar la publicidad de alimentos y bebidas que son probadamente dañinas.

En resumen, la diabetes es un grave problema mundial que toca fundamentalmente a los países de bajos ingresos, de poca cobertura de salud. Se trata de un problema no sólo mundial o nacional sino un problema de cada persona.

En este escenario mundial, ¿dónde se ubica nuestro país? ¿Qué lugar ocupa?
México no escapa a esto. Yo creo que México tiene algunas particularidades, y estamos peleándonos el primer lugar en obesidad con nuestro vecino del norte. Felizmente no tenemos las poblaciones que tiene China, que tiene la India, que tiene Estados Unidos; sin embargo, a nivel mundial estamos ubicados en un honroso séptimo lugar. Esto no es algo de lo cual sentirse orgulloso.

Las estadísticas en nuestro país han cambiado. La cifra oficial nos dice un 9.5% de prevalencia de diabetes. Sin embargo, dependiendo de la fuentes y los investigadores, por ejemplo, Villalpando dice que podemos llegar a una prevalencia de diabetes del 14%. Lo único que quiere decir esto es que la diabetes está muy presente en México, tanto así que en el informe que publicó este mes de mayo la Organización Mundial de la Salud asevera y confirma lo que ya en el 2007 confirmamos: la diabetes es la primera causa de muerte en México tanto en hombres como en mujeres.

Si recordamos los años de 1960, ¿diabetes, causa de muerte en México? Sin embargo, en esa oportunidad hablábamos de problemas infecciosos, pero esto ha ido creciendo al punto que ahora es la primera causa de muerte. Es también la primera causa por la cual los pacientes llegan a dialisarse, es la primera causa no traumática de amputaciones, es una de las primeras causas de ceguera, es la primera causa de enfermedades cardiovasculares. Así de grave es el cuadro.

Doctor Estrella, nosotros como adventistas, ¿somos diferentes del grueso poblacional tanto mundial como nacional que nos acaba de describir?
Sí somos diferentes, definitivamente somos diferentes. Yo creo que las bendiciones de Dios nos han llegado, particularmente porque tenemos un paraguas para evitar que se presenten males. Nuestra manera de ser, nuestra manera de comer, nuestra manera de comportarnos y de creer en quien creemos hace que nosotros tengamos bendiciones que han sido reconocidas. Ésta es una manera de vivir que nos aleja un poco de los problemas cardiovasculares y de diabetes.

Sin embargo, creo que nosotros tenemos algunso compromisos como profesionales de la salud. Y esos compromisos incluyen tomar una actitud de avanzada ante el mundo, de vanguardia, de mostrarle al mundo lo que Dios nos ha dado. De eso estamos un poco lejos. Creo que no estamos asumiendo el papel como iglesia, tanto en el aspecto profesional como en el papel que todos podemos asumir como miembros de iglesia. Estamos dejando que las piedras hablen.

Este congreso pretende enfrentar al enemigo. Como profesionales adventistas de la salud en esta parte sur de México, ¿cuáles son sus expectativas? ¿Qué es lo que nos corresponde hacer de manera más particular a efecto de no sólo confrontar sino hasta vencer este enemigo, la diabetes?
Creo que como profesionales de la salud nos corresponde cambiar de actitud, un cambio de actitud hacia nosotros mismos. Somos dueños de una responsabilidad, tanto los médicos como los demás profesionales de la salud. Tenemos que saber cuál es nuestra verdadera responsabilidad: es educar y promover una nueva manera de vivir, un bienestar integral de la salud. Ésa es la tarea del médico con todas las especialidades, subespecialidades o doctorados que tenga. Eso no hay que olvidarlo.

El segundo cambio de actitud lo tenemos que hacer ante el paciente, para que nosotros creamos que no somos dueños de todo el conocimiento. Y el cambio de actitud que quisiera proponer es que nosotros como médicos estamos acostumbrados a ver patología, a ver la enfermedad y dedicarnos a la enfermedad. Pero, entendamos, ésa no es la función del médico. La función del médico es dedicarse al paciente, y el cambio de actitud por más que suene repetitivo es dedicarse al paciente como un ser humano, que ansía recibir ayuda, no importa la situación ni el lugar donde se encuentre. La responsabilidad de nosotros como profesionales es estar a la altura de las expectativas de ese ser humano. Eso significa que tenemos que tener la humildad de mirar a los cielos y doblar las rodillas, pedir ayuda a quien tenemos que pedírsela, y estar a la altura de lo que Dios espera de un ejército como así nos llaman: el brazo guerrero, el brazo armado de la obra de Dios. Estamos en la tarea de evitar que se pierdan vidas, peleándole al enemigo almas que pertenecen a Dios.

1 comentario:

  1. Hola soy adventista y trabajo con productos naturales, hoy podemos ver grandes avances en salud natural, lo que Dios nos pide, es cuidar nuestro cuerpo no entregarles quimicos, hay que reparar. Hoy observamos los avances en medicina ortomolecular, en inmunologia. Que simplificando las cosas nuestro cuerpo necesita volver al equilibrio físico-mental-espiritual: Y en los cuidados básicos en lo que consumimos: 2a4litros diarios de agua, 75% de alimentos crudos: frutas, verduras, oleaginosas)y potenciar el funcionamiento del sistema inmunolóagico. Dios les bendiga. Hoy podemos hacer grandes cambios... para ello debemos dejar de ser parte del negocio de las industrias farmaceuticas.

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