lunes, 28 de febrero de 2011

Salud para el cuerpo y el alma



Entre los laicos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día que están comprometidos con la misión de servir y testificar, esta vez queremos hablarles de Mireyda Aguilar Mendoza, enferma y colportora que se congrega en la Iglesia 128 en Mérida, Yucatán.

Originaria de Nabalán, Yucatán, Mireyda conoció a Jesús junto con otros familiares y se agregaron al pueblo de Dios. Sin embargo, la mayoría de sus seres queridos no han alcanzado a saber de las buenas nuevas de salvación, particularmente porque en ese poblado es la lengua maya la que se habla entre las personas de mayor edad.

"Ellos creen en muchas cosas propias de las tradiciones antiguas", dice Mireyda, "en los aluxes, el mal viento; son exploradores de la naturaleza, de las cuevas... ¿cómo les puedo hablar de Jesús si a todo le dan una idea mágica?", se pregunta Mireyda preocupada.

Entonces, se le ocurrió una idea: traducir al maya la "Fe de Jesús", que es un sencillo pero muy efectivo curso de estudio bíblico. Con la ayuda de un tío muy letrado en la lengua maya, Mireyda puso en marcha el proyecto. Una amiga le facilitó una Biblia en maya que les sirvió para referir los pasajes bíblicos de estudio. Las partes más difíciles las hacía su tío Herminio Mendoza. El proyecto quedó finalizado y hay planes de utilizar esta "Fe de Jesús" en maya a mayor escala con la ayuda de los líderes de la Asociación del Mayab.

Sin embargo, Mireyda comparte la esperanza de Jesús en otros contextos como, por ejemplo, en su trabajo. Siendo enfermera especializada en salud pública, cada semana tienen reuniones de instrucción y seminarios llamadas sesión de enfermería en el hospirtal donde trabaja. La jefa de enfermeras suele invitar a las demás para que participen en la instrucción, pero a muchas no les gusta. "A mí si me gusta exponer y ahí aprovecho para compartir mis valores", dice Mireyda.

Ella procede así: "Yo me preparo y utilizo las reflexiones que manda la Unión a las iglesias en el Vivangelismo en Acción. Como son reflexiones cortas, se las cuento a mis compañeras como una forma de transmitir valores".

Aunque de manera modesta, su esfuerzo ha dado algunos frutos. "Algunas me ven estudiando y me vienen a buscar. A una amiga le hablé del plan de las 40 madrugadas y estuvimos orando por ella. El Señor hizo un milagro y la sanó de un mal que tenía. También el bibliotecario del hospital me dijo, 'Me encanta esa revista que tú lees, la escuela sabática. Quiero una'. Otro día que se la di le expliqué como repasamos la lección en la iglesia y me dijo: 'Ojalá algún día yo tenga el privilegio de participar. Me encantaría'".

La actitud de Mireyda hacia la gente es positiva y esperanzadora: "Son tan receptivos todos, de verdad". Estando en el hospital, aprovecha para compartir sus creencias con los empleados o familiares de pacientes y para difundir la literatura adventista, porque su interés es que conozcan a Jesús.

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